jueves, 18 de octubre de 2012

"Malo será"


Hablar de Galicia es hablar de prejuicios. Mientras media España sigue defendiendo ese viejo discurso de "los gallegos son todos unos peperos", la otra media se atreve a defender que la muerte de Fraga ha supuesto un antes y un después en nuestra política autonómica. Lo cierto es que los gallegos ni son tan tontos, ni tan calvos. 2012 ha supuesto un cambio significativo en la tendencia al voto electoral. Lejos quedan aquellas campañas electorales de partidos unitarios dispuestos a ganar mayorías absolutas con el único argumento de la tradición. Hoy hace falta más, mucho más. Y es que esta comunidad de más de dos millones y medio de ciudadanos, ha aprendido a mirar fuera de sus fronteras para aprender a valorar lo que tiene dentro. Y eso no lo provocan ni unos partidos, ni unas elecciones. Eso sólo lo activa una población con mayor capacidad crítica que se ha visto obligada a emigrar para sobrevivir.

Durante los últimos sesenta años la historia de Galicia se escribe con dos palabras: campo y éxodo. Los pocos que lograban quedarse en su tierra lo hacían preocupándose más por cuidar su economía de subsistencia, que por votar en unas elecciones llenas de "pucherazos". La falta de información y posiblemente la falta de una educación crítica vaciaban de todo valor ético cualquier elección electoral. El señor Fraga Iribarne sabía bien de estas características y las aprovechaba a su antojo. Comilonas preelectorales para la tercera edad, un lenguaje cercano y una imagen carismática (para bien, o para mal). Con eso bastaba.

En la última década esta población "adormecida" de la que hablaba el poeta Castelao ha despertado. Y el cambio no viene dado exclusivamente por la muerte de Fraga. El cambio ha sido posible gracias a la apertura de miras de esta comunidad al exterior. La gente, y sobretodo los jóvenes, seguimos marchándonos. Pero cuando volvemos, lo hacemos con la seguridad de que estamos a tiempo de cambiar las cosas. Nuestros padres han aprendido a valorar y reconocer la mentira. Y en muchos casos, nuestros abuelos han entendido que subsistir no es sinónimo de vivir. Anhelamos más y es ese anhelo el que nos permite ir a votar con conciencia. Una conciencia que lamentablemente sigue sosteniéndose más en las ideologías que en lo hechos.

Y en este caldo de cultivo sociológico, cada partido ha sabido encontrar su propio refrán gallego. El PP se ha estancado en ese cómodo "malo será...". El PSdG no puede dejar de repetirse "Agora xa foi Marica non chores" (algo que podría traducirse al castellano como "A lo hecho, pecho"). Y el resto... el resto se engloba en un complicado "a río revolto, ganancia de pescadores".

Los del "malo será..." saben que cuentan con varios puntos a su favor. Tienen un candidato que transmite una imagen urbanita capaz de atrapar votos jóvenes. Siguen contando con la mayoría del voto envejecido y los datos de falsificaciones en las cuentas públicas recientemente publicados no les afectan. Así es fácil pensar en una nueva mayoría absoluta. Sin embargo, si cualquiera se acerca a un mitin del PP gallego descubrirá que la imagen de Fraga sigue muy presente. Reminiscencias a su política, el mismo tipo de dialéctica y una utilización arcaica del miedo a los nacionalismos para asustar a unos simpatizantes conformistas.

Los de la lástima tardía... digamos que siguen encontrando su candidato. Piensan más en el futuro que en el presente. Cuatro años han tenido para elegir a un candidato que transmitiese imagen de marca y viendo el resultado, mucho no han conseguido. "Pachi" Vázquez, el representante del PSdG debe estar agradecido a Feijóo. Si este último no hubiese convocado elecciones anticipadas, seguramente él no hubiera sido el candidato electo. Un hombre sin carisma, desconocido en las zonas rurales ( y eso en Galicia es más de la mitad de territorio) y que ha articulado toda su campaña en base a libros de texto y hospitales. Sería perfecto si en esas demandas de servicios sociales apareciesen referencias al resto de políticas públicas (ley de dependencia, sin ir más lejos y de la que apenas se ha hablado), pero no. Es más fácil reflejar la preocupación por las políticas públicas y sus recortes en grandes eslóganes publicitarios y luego no desgranar los planteamientos de fondo. Si a esto le añadimos que a Vázquez le falta apoyo de su propio partido a nivel nacional, se entiende que la pérdida de votos de los socialistas en Galicia será cuanto menos histórica. Ya es tarde para plantearse soluciones, ahora vendrán los llantos. Esperemos que en los próximos cuatro años de previsible gobierno popular sepan actuar con valentía.

Y los del caótico océano pluripolítico. Aquí si que encontramos la novedad de estas elecciones. Y ojalá algún gallego tuviese claro quién es cada quién. Por un lado el hegemónico BNG con Jorquera a la cabeza. Un hombre inteligente y preparado, pero desprovisto del "aquí estoy yo" que arrastraba Beiras. Por el otro, ANOVA, la formación de izquierda que aglutina el nuevo partido nacional-comunista de Beiras, a Esquerda Unida y a EQUO. Y por el otro, la tercera escisión del BNG denominada Compromiso por Galicia que tiene una línea más socialdemócrata. Y para rematar el jaleo, los "paracaidistas de la política" en palabras de Feijóo: UpyD y el partido de Mario Conde. Conclusión: un amplio abanico político que provocaría más de una pelea en el parlamento gallego si tuviesen que pactar. Previsiblemente, Beiras logrará su objetivo y obtendrá un resultado envidiable con ANOVA, quitándole así votos a su antiguo partido (BNG). Y eso que el personaje sigue soltando las mismas joyas que cuando estaba en su otro partido. La última proclamando esta misma semana en su twitter que "Feijóo lleva matadas en Galicia a más personas que ETA en España".

Por todo ello, el domingo será un día de análisis complejo. Y no solo político, porque si las cosas no cambian, el PP obtendrá su segunda mayoría absoluta consecutiva desde el fiasco del bipartito. El análisis será también sociológico. ¿Habrán aprendido los gallegos a mirar con perspectiva fuera de las fronteras lucenses y ourensanas? Si es así, muchos votarán con la conciencia de que en estas elecciones no sólo se juega una comunidad, se juega la continuidad de las medidas de Madrid. Y si es así, muchos de sus ciudadanos que han aprendido lo que es estar lejos, sabrán valorar que lo importante no es quien gobierne, sino cómo lo haga. De nada sirve haber madurado si en nuestras cabezas siguen los estereotipos. De nada sirven las mentiras si sólo miramos con ideologías a los partidos. Y de nada sirve avanzar, si nuestro pasado pesa más que nuestro futuro. Somos la comunidad de la "morriña" y del "saír adiante". Quizás ha llegado el momento de merecernos más.



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