jueves, 14 de junio de 2012

Todo por la patria


Si por algo nos caracterizamos los españoles es por ese espíritu patriótico forjado a base de historia y rencores. Un patriotismo que sacamos dentro y fuera del campo de fútbol y que en estos últimos días ha sabido reflotar nuestro Presidente. Mientras el barco se hundía más rápido que el propio “Titanic”, Rajoy intentaba mantener el tipo disfrazándonos de esa gran nación que ha sabido encontrar la ayuda necesaria en la Unión Europea. Y claro, si algo tiene el patriotismo es que suele crear enemigos.

Porque no. No hemos sido ni somos los capitanes en este naufragio. España no ha sido la encargada de pedir nada. Más bien, ha tenido que conformarse con callar y acatar. Nuestra situación causada por una “década de irresponsablidad”, como lo ha definido la auténtica capitana Angela Merkel, nos obliga a dejar que nos rescaten. Podríamos haber sido agradecidos logrando favorecer la confianza en nuestra deuda. Pero nuestro patriotismo, o al menos el de nuestro patrón, ha servido para evitar hacerlo. Y es que el líder de la tripulación española salió a reconocer la evidencia cuando el barco ya tenía más que la popa y el estribor hundido. Lo hizo tarde y vendiendo el rescate (llámenle “línea de crédito” sí así lo prefieren) como una victoria nacional. Y lo hizo además proclamando que este no influiría de ningún modo en el déficit presupuestario español porque no entrañaba condiciones específicas desde Bruselas. Sólo le quedó decir a nuestro Presidente que los reyes se habían anticipado este año.

Y todo esto después de que el resto del gobierno se encargase 24 horas antes de culpar a la agencia de comunicación “Reuters” de mentirosa y conspiratoria. La propia Soraya Saénz afirmaba que la información que la agencia había dado, adelantando que el rescate llegaría al día siguiente, era totalmente falsa. Y para desviar la atención, Grecia como conejllo de indias. Porque siempre es más fácil ver la paja en el ojo ajeno y Grecia con sus elecciones podría parecer mucho más vulnerable que España de cara a la opinión pública. La estrategia casi les sale bien. Pero no, el sábado por la tarde se confirmaba la noticia: España estaba rescatada. Bueno, o no. Porque como nuestro patriotismo nos impedía reconocer tal desastre, siempre era mucho mejor dejar que el Ministro De Guindos nos enseñase su amplio repertorio lingüístico basado en los sinónimos absurdos.



Todo sucedía mientras la ciudadanía española seguía una vez más sin entender nada. Algo que sería un problema si al día siguiente no hubiera habido partido de la Eurocopa. Ya saben que con el fútbol todo se olvida. Hasta Rajoy lo olvidó yéndose a Polonia. Un gran sacrificio que nuestros socios europeos entendieron como un simple desprecio más y que los mercados tradujeron en un aumento de desconfianza en España. El lunes, con el partido ya jugado, nuestra prima seguía subiendo y los analistas hablaban de la necesidad de que la Comisión Europea desvelase cuales serían las condiciones para España. Unas condiciones que siguen sin conocerse, pero entre las que se empieza a hablar de un tipo de interés en el bono español que podría llegar al 7% durante los próximos diez años. Un regalo acompañado de unas condiciones fiscales que podrían hacer tocar de nuevo el IVA.






Porque hablar de un rescate no es sólo hablar en positivo. Permitir el rescate supone hipotecar nuestra deuda pública y obligar a la ciudadanía a un esfuerzo extra, privándola de más servicios sociales. Tal y como hadesmentido la agencia de estadística “Eurostat”, hablar de rescate sí supone tocar el déficit presupuestario que Rajoy promete salvaguardar. Y lo más importante: ¿servirá para algo hacerlo? Si con el rescate se pretende refinanciar a las entidades bancarias hundidas, ¿qué seguridad existe de cara a conseguirlo? El vicepresidente de la Comisión Europea, Joaquín Almunia, explicaba esta misma semana que igual la solución pasa por el cierre de las entidades fracasadas y no por su rescate.

Pero dejar caer a entidades como Bankia, rechazando el rescate financiero y conociendo la imposibilidad de que nuestro país pueda hacerse cargo él en soledad, supondría crear una acción en cadena. Primero el resto de cajas en la misma situación cerrarían. Al mismo tiempo los clientes que han depositado sus ahorros (no los especuladores malvados) en ellas, intentarían sacarlos de repente. Finalmente se produciría una especie de “corralito” y legalmente este tipo de prácticas no están permitidas en la U.E porque limitan la libre circulación de capitales, con lo que desde Bruselas se podría imposibilitar la situación. Por todo ello, parece que el rescate es la única medida que ofrece seguridad a los usuarios y al resto de ciudadanos.

Y mientras las condiciones siguen siendo un secreto, el barco español naufraga más profundo que nunca. La prima de riesgo en casi 550 puntos así lo indica. Pero pueden estar tranquilos, siempre nos quedará el patriotismo de la Eurocopa. Eso, al menos, parece por ahora lo más importante.


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4 comentarios:

  1. Como siempre. Plas plas plas! (Aplausos). Lo que daría yo porque el barco se hundiera y los políticos no supieran nadar...

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  2. Ayer me acosté en un país, y me levanté en otro. ¿Cómo?. Fácil. Nos han vendido. Nos han vendido de mala manera, por la puerta de atrás y riéndose en nuestra cara como si fuéramos ciudadanos idiotas e ignorantes que, oiga, haberlo haylos, pero no somos todos.
    Vergonzoso y lamentable es poner adjetivos suaves a todo este asunto. Las voces de la radio se ponen, casi al unísono, de acuerdo en que esta situación es propia de un país de pandereta gobernado por ineptos y egoístas. Por primera vez escucho a fanáticos del partido que gobierna (sea del color que sea) dudar de que lo que se esté haciendo sea algo coherente y bueno para todos los ciudadanos normales. Algo gordo está sucediendo en nuestras narices y por desgracia tan sólo se habla de qué delantero tiene que jugar en la selección en el próximo partido de la Eurocopa.
    Hoy somos una colonia desprotegida y saqueada por la madre patria, es decir, Alemania. Señoras y señores, lo han logrado, han conquistado ya media Europa sin pegar un tiro. Arrasan con nosotros con el beneplácito de banqueros insaciables al amparo de políticos corruptos y cobardes.
    El paro juvenil se dispara. Los desempleados con más de 50 años posiblemente nunca más vuelvan a trabajar en su vida. Las empresas afrontan impagos y subidas de impuestos que llevan a oprimir a sus empleados con la amenaza del desempleo y la imposibilidad de encontrar otro trabajo, llevándonos a todos a un estado de semi escalvitud en plena Europa, Sur-alemania, del siglo XXI.
    Por supuesto que no hay comisiones de investigación ni responsabilidades penales para los responsables. Los mismos que deberían de dictar las normas son nuestros verdugos. Se enriquecen unos pocos mientras el resto del país se empobrece de manera alarmante. El panorama es depresivo. Y yo ante todo esto tan sólo puedo preguntarme una única cosa: ¿Por qué diablos sale Fernando Torres de inicio?.

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