jueves, 8 de noviembre de 2012

In Obama we trust


Four more years. Barack Obama se ha ganado de nuevo la confianza de los ciudadanos estadounidenses para otro mandato, el último suyo. Se convierte así en el segundo presidente desde la Gran Depresión que renueva mandato con una tasa de paro mayor que en su primera legislatura. La cifra es del 7%, muy envidiable si la comparamos con la del 25% español.

Sin embargo, el actual presidente ha visto reducida su ventaja con respecto a las anteriores elecciones. Mitt Romney no era un candidato menor, y algunos expertos le valoraron mejor que a Obama en varios de los debates que mantuvieron durante las semanas previas a los comicios. 

Sin embargo ha habido (entre otros) varios factores clave que han influido en los votantes. Primero, Romney como el clásico republicano, llevaba como bandera el dinero. Él es empresario de familia adinerada (su padre incluso también compitió en política) y se veía que quería velar sobre todo por los intereses de las clases altas. A su vez criticó a un amplísimo sector de la población, acusándoles de vivir solo de ayudas estatales. En este tema y también en el del aborto, por nombrar solo dos, afirmó una cosa para desdecirse después. Resultado: a los demócratas no les gustaban sus primeras afirmaciones y a los republicanos no les gustaban las segundas.

Otro factor fue el oportuno huracán Sandy, que asoló buena parte de la costa este americana. Obama enseguida apareció para intentar calmar a la población y dirigir las operaciones de limpieza y reconstrucción. Romney no quiso ni mencionar lo del huracán para no parecer oportunista.

El presidente actual tiene además a varios colectivos a su favor: mujeres, afroamericanos y latinos. Sin embargo a estos últimos se les está agotando la paciencia, ya que la reforma migratoria que prometió Obama aún no se ha producido, y por tanto siguen sin solución los más de 11 millones de indocumentados que hay en el país. Pero entre los latinos, que constituyen el 10% del electorado, uno de cada siete ha votado a Obama. Por tanto, todavía confían en que cumpla su promesa. Es la sensación que queda de esto: la mayoría de los votantes piensan que Obama todavía puede hacer grandes cosas, como conseguir ese cambio que prometía en 2008. En cuatro años veremos si el tiempo les ha dado la razón.


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