jueves, 26 de abril de 2012

Qui prodest?


La mala situación de los medios de comunicación nunca es beneficiosa para el país, y menos aún cuando este se halla en crisis. El periodismo es necesario para contar a la ciudadanía la realidad, con el fin de que tengan la información en cuenta, por ejemplo, a la hora de votar. En España los medios escritos encadenan varios años sin levantar cabeza y eso es una mala noticia para todos, no solo para los profesionales que trabajan en ellos. Porque como se preguntaba Hercules Poirot cuando quería descubrir al culpable de un crimen: “qui prodest?”. ¿A quién beneficia? ¿Quién sale ganando con la asfixia y la desaparición de medios de comunicación? Una vez más, el Gobierno y los políticos en general, que se deben de estar frotando las manos ante el dramático panorama periodístico. Porque si los medios de comunicación flaquean no quedará nadie para denunciar los abusos que los políticos cometen, o las decisiones que toman y que nos afectan a todos.

Por ello, al menos en España, el Gobierno de turno nunca toma medidas para ayudar a los medios de comunicación, salvo para los que vayan a favor de sus intereses o las televisiones públicas, que a veces manejan a su antojo. RTVE, como televisión de todos los ciudadanos, debería ser un ejemplo de imparcialidad política, y por ello su presidente tenía que ser aprobado por los dos tercios del Congreso. Ahora el PP se ha sacado de la manga un Real Decreto-Ley por el cual ahora se necesitará mayoría absoluta para elegir al presidente de RTVE. No contentos con ello, además han hecho grandes recortes en el ente público, cuya actual presidenta de turno ha criticado, aduciendo que la escasa financiación hará que RTVE pierda toda la calidad.

El papel vende cada vez menos en España (al contrario que en Italia y Francia), y aún no se ha logrado que los periódicos digitales obtengan todos los ingresos que podrían alcanzar, ya que la publicidad sí da dinero, pero cuando se ha optado por poner contenidos de pago (tipo Orbyt) estos no están siendo rentables por el momento (de nuevo, al contrario que en otros países, como Estados Unidos con el New York Times). ¿Y qué hacen los directivos de las empresas periodísticas? Recortar y despedir sistemáticamente (mejor a los veteranos, que cobran más, aunque sean más eficaces), y después optar entre dejar una plantilla corta a la que exprimir o contratar bien a becarios, bien a jóvenes periodistas multitarea cuyo sueldo será bajísimo y a quienes se podrá despedir con un simple chasquido de dedos si no convencen o si la empresa sigue yendo regular o mal (gracias, reforma laboral). Y después de todo esto, todavía pretenden que los contenidos que se ofrecen mantengan la calidad.

Lo único que puede solucionar esto es que los periodistas creen y gestionen sus propios medios de comunicación, cosa que algunos ya han comenzado a hacer, o que los gerifaltes de las empresas periodísticas ya existentes se pongan las pilas y se den cuenta de cosas que deberían ser obvias, como que los despidos son un parche, y pronto serán una causa de que la calidad de los medios baje (y con ella quizá también sus ventas); que la forma de hacer algunos periódicos actuales no ha variado desde que se fundaron; que sus contenidos o la forma de presentarlos también debería revisarse; y que lo que hay que potenciar, cuidar y rentabilizar es lo digital, que es el futuro, aunque algunos aún no lo vean o no quieran verlo.


P.D. Distintas Asociaciones de Prensa españolas han convocado concentraciones para protestar por la situación del sector el jueves 3 de mayo, Día Mundial de la Libertad de Prensa. En Madrid la APM propone reunirse a las 12 de la mañana en la explanada del Museo de Arte Público, bajo el puente de Juan Bravo, entre Serrano y la Castellana. Los motivos de la protesta pueden consultarse aquí.


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