jueves, 3 de mayo de 2012

¡Ay, Dolores!


Dolor. Ese es el único sentimiento que pasa por la cabeza de los españoles después de que esta semana el gobierno diese a entender una nueva reforma tributaria para 2013. Y sí, una vez más nuestros ministros “dieron a entender” y no aclararon nada concreto, como viene ya siendo habitual. Si la base del gobierno de Zapatero parecía ser la improvisación, está claro que la del PP es la intriga. Una intriga que llevaba varios meses barajándose en los círculos periodísticos y parlamentarios. Y sin embargo, una intriga que sigue sin desvelarse ya que mientras Montoro recordaba esta semana que subir el IVA sería un error a pesar de que sea lo que nos piden desde fuera, su compañero De Guindos afirmaba que 2013 es el año perfecto para esa subida ya que nuestra economía crecerá un 0,2%. Bien, vayamos por partes si queremos aliviar el dolor.

Dice de Guindos que la economía empezará a crecer en 2013, pero hace una semana se aprobaron los presupuestos más austeros de nuestra historia por parte de este mismo gobierno apoyándose este en que la perspectiva era pesimista para los próximos dos años. Añade el ministro que la reforma laboral ayuda a que las familias puedan destinar más ingresos al consumo. Una reforma laboral encaminada a facilitar despidos y abaratar salarios, ¿realmente puede favorecer la inversión? Y hablando de inversión: el Partido Popular llevaba en sus propuestas electorales aumentar la inversión para recuperar nuestra economía. Gran parte de las empresas de este país pertenecen a las PYMES. Sus directivos tienen familias a su cargo. Familias que necesitan comer. ¿Ha pensado el señor Guindos en que posiblemente un padre prefiera dar de comer a sus hijos antes de invertir en su propia empresa? Consumir se va a seguir consumiendo lo mismo al tiempo que la inversión empresarial baja. Hacen falta medidas rígidas, sí. Hace falta un control más exhaustivo del gasto público. Pero quizás, provocar la tercera subida consecutiva de impuestos y la segunda del IVA después de que el PP llevase a cabo una recogida de firmas contra el PSOE cuando el anterior gobierno lo propuso en 2010, no sea la mejor opción.

Las presiones internacionales mandan. Alemania decide, España otorga. Pero, ¿es ético subir una vez más los impuestos indirectos? Digamos que es más rentable y lo rentable gana. Subir los impuestos directos provocaría que las rentas más altas se viesen más afectadas, pero con una amnistía fiscal aún sin regular, cabría la posibilidad de que la economía sumergida aflorase con facilidad. Castigar a los de siempre para ganar en estabilidad. Suena fácil si no fuera porque las cifras son estratosféricas. Harían falta 8.000 millones de euros para reducir nuestro déficit al 3% en 2013. Un déficit que hace meses que no deja de sangrar.

Lo curioso de la noticia es que se haya dado a conocer justo en las mismas fechas que la visita de la mano derecha de Merkel en el gobierno alemán a España. No se han dado datos claros. Una vez más la intriga reina y los ciudadanos no saben si se van a enfrentar a una subida del 18% actual hacia el 20% o el 21%. Lo que sí queda claro es que la diplomacia gobierna. El PP de Aznar en el gobierno logró encauzar una economía debilitada a base de cifras. El PP de Rajoy parece intentar hacerlo a base de palabras. Una es de letras y no sabe mucho sobre algoritmos, pero... cuando se suman la simple diplomacia y la crispación ciudadana, el resultado no parece dar 8.000 millones de euros. El sumatorio resulta ser algo más parecido al “Ay, Dolores”.


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